8 pueblos de postal que recordarás siempre

En sus poco más de 2.200 kilómetros cuadrados de extensión, Bilbao Bizkaia se ve engalanada por infinidad de rincones de singular belleza que quien la visita guardará para siempre en su memoria visual. Los hay que son obras de arte esculpidas por una naturaleza extraordinariamente generosa con nuestra tierra. Y al abrigo de algunos de estos lugares, la huella humana nos ha dejado multitud de enclaves pintorescos, pueblos de postal en los que las construcciones se adaptan en perfecta armonía al entorno en el que se ubican. Resulta complicado destacar un puñado de ellos sobre el resto, pero aquí va una selección de ocho poblaciones, repartidas equitativamente entre costa e interior, que destilan un encanto especial

Plentzia

En un recorrido de oeste a este por la costa de Bizkaia, Plentzia es la primera parada dentro este listado. Situada a apenas 25 kilómetros de Bilbao, se puede llegar cómodamente en Metro a esta bonita localidad que vigila la desembocadura del río Butrón.

Fundada en 1299, un año antes que la propia capital, Plentzia guarda aún hoy en día importantes vestigios de su legado histórico, los cuales se concentran en un coqueto casco antiguo. Destacan la Iglesia de Santa María Magdalena; el imponente Torreón, hoy sede del Museo Plasentia de Butrón (antigua denominación de Plentzia); la casa-torre de Torrebarri y el arco de Santiago, único resto en pie de la muralla que rodea la localidad.

Un paseo en kayak por aguas de este hermoso estuario es otra estupenda forma de conocer Plentzia, una villa que ofrece una amplia oferta de turismo activo.

Bahía de Plentzia

Elantxobe

En plena comarca de Urdaibai, Reserva de la Biosfera, nos encontramos con Elantxobe. En realidad, más que encontrarse, hay que ir expresamente en busca de este pequeño pueblo pesquero, donde concluye la única carretera que lleva hacia él. Esta vía se bifurca un kilómetro antes de su doble punto final. Un ramal conduce a la parte alta del municipio, donde nos topamos con dos importantes reclamos.

Uno es la plataforma giratoria, construida para que los autobuses de línea que recalan allí puedan dar la vuelta y salir hacia otro destino sin maniobras complejas. Este sorprendente ingenio se ha hecho mundialmente famoso desde que el tenista Roger Federer colgará en sus redes sociales un vídeo del mismo en funcionamiento. Junto a la plataforma, un amplio mirador ofrece una de las estampas más espectaculares de la costa vizcaína, con las pequeñas casas y las callejuelas estrechas deslizándose cuesta abajo por la ladera del cabo Ogoño hasta el puerto, protegido del embate del Cantábrico por sus cuatro muelles.

Hacia él desciende de forma vertiginosa el otro ramal de la carretera. Otrora centro de una intensa actividad pesquera, el puerto de Elantxobe es hoy en día, especialmente en verano, un bello lugar de esparcimiento donde poder degustar un txakoli o disfrutar de un refrescante chapuzón en su piscina de agua de mar.


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